Siguen las disputas entre la Unión Europea y sus miembros del Este. La semana pasada Viktor Orban convocó a la celebración de un referéndum sobre la vigencia una ley anti LGTBI la cual ha sido condenada con severidad por la Unión Europea al considerarla discriminatoria. Viejo truco de gobernantes autoritarios este de llamar a "consultas populares" para distraer a la opinión pública, manipular electorados, tratar de minar los instrumentos de la democracia representativa y restringir derechos humanos. Pero un peligro existencial aun más grave para la Unión Europea (UE) se presentó también la semana pasada cuando el Tribunal Constitucional de Polonia consideró a la legislación nacional superior a la europea, violando así de manera flagrante el principio de "primacía supranacional", fundamento esencial de UE, el cual no está inscrito en los tratados constitutivos pero sí ha sido consagrado por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).
Socavar la independencia del Poder Judicial es un elemento clave del proyecto antidemocrático de Jaroslaw Kaczynski, el hombre fuerte de Polonia y líder del partido Ley y Justicia. El artículo 19 del Tratado de la UE garantiza una "protección jurídica efectiva" para todos los ciudadanos y empresas europeas. El Gobierno polaco acusa a esta disposición de violar su Constitución porque otorga al TJUE competencia para evaluar si los tribunales nacionales cumplen con las normas de independencia judicial. En Polonia los jueces han sido acosados por defender la separación de poderes, solicitar opiniones al TJUE y aplicar sus sentencias. El partido de Kaczynsk aprobó reformas para imponer a los jueces un sistema disciplinario controlado por el ministro de Justicia, el cual nombra tanto a los fiscales como a los jueces y puede perseguirlos y presionarlos. Estas reformas son reprobadas con vehemencia por Europa.
Si la UE tolera el desafío polaco allanaría el camino para su propia destrucción. Por eso, seguramente, impondrá sanciones financieras y quizá le retenga los pagos del Fondo de Recuperación aprobados el año pasado para apoyar a sus países miembros en la recuperación económica post pandemia, los cuales suponen para Polonia 23 mil millones de euros en subvenciones y 12 mil millones en créditos. A Europa le urge dar un golpe en la mesa para hacer entender a los gobiernos nacionalistas su inquebrantable voluntad de no tolerar el cruce de líneas rojas incuestionables, una de las cuales es justo la naturaleza vinculante del estado de Derecho comunitario. Por otra parte, esta nueva escalada en el conflicto entre Varsovia y Bruselas podría ser el principio del fin para Kaczynski, cuyo poder es menguante. La mayoría parlamentaria de su partido se está desmoronando y el regreso de Donald Tusk (ex presidente del Consejo Europeo) como líder de los liberales polacos podría dar nuevos bríos a la oposición.
Pedro Arturo Aguirre
Publicado en la columna Hombres Fuertes, 28 de julio 2021
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